Una densa columna de humo negro emergió este jueves del tejado de la Capilla Sixtina, indicando que los cardenales reunidos en cónclave no lograron aún elegir al sucesor de Francisco. Es la segunda fumata negra en menos de 24 horas, reflejo de un proceso que, a diferencia de los cónclaves recientes, se presenta más complejo y dividido.
Miles de fieles colmaron la Plaza de San Pedro para presenciar el histórico momento. A pesar de la decepción visible, muchos se mostraron esperanzados en que el consenso llegue en las próximas votaciones. “Es emocionante vivir esto. Confío en que pronto tengamos papa”, dijo Marcela Tapia, mexicana de 46 años.
La Iglesia Católica busca a su 267º pontífice en un contexto de tensiones internas. El legado reformista del papa Francisco ha polarizado al colegio cardenalicio, compuesto en su mayoría por prelados creados por él. La elección requiere al menos 89 votos, dos tercios de los 133 cardenales electores.
Mientras tanto, la atención mundial se centra en los posibles favoritos. Aunque el italiano Pietro Parolin partía como favorito, otros nombres han ganado terreno, como el filipino Pablo Virgilio David, quien podría convertirse en el primer papa asiático, y los españoles Cristóbal López Romero y Ángel Fernández Artime.
Fuera del cónclave, la plaza sigue siendo escenario de fe y expectativa. Fieles como Paolo Cabrera, de Filipinas, pasan horas bajo el sol primaveral esperando la anhelada “fumata blanca”. “Queremos que sea el cardenal Tagle, pero si Dios elige a otro, estaremos felices”, afirmó.
El ritual, envuelto en secreto y solemnidad, sigue su curso bajo los frescos de Miguel Ángel. La Iglesia espera. El mundo también. ¿Quién será el próximo líder espiritual de los 1,400 millones de católicos?
Fuente: El Economista