Mirador Ambiental

A un lado del camino serrano, todavía mojado por las lluvias de octubre, encontraron el cuerpo tirado en la tierra. Un día antes, el miércoles 22, su familia que tenía el peor de los presentimientos hizo saber, a los que quisieron escuchar, que Modesto Gutiérrez no llegaba a su casa como era su costumbre, estaba desaparecido.

El camino de terracería en el que fue encontrada también la cuatrimoto de Modesto conduce hacia El Duende y El Capulín. Esta es una zona en el oriente de Madero que puede considerarse sin ley; aquí la ausencia del gobierno ha sido suplida por bandas de criminales que mantienen azolada a la población; de este territorio ha renegado su propio presidente municipal (todo lo contrario de Carlos Manzo), en entrevista declaró que no pertenece a su municipio, que por eso no había hecho campaña en ese lugar, que la gente no tenía credencial de elector del municipio.

Los operativos que han realizado la Guardia Civil y la Guardia Nacional ꟷpocos y fugacesꟷ han tenido que repeler los ataques armados de sicarios muy jóvenes, que no obstante las bajas, en su huida han terminado escondidos en las zonas más quebradas y boscosas, sin que hasta ahora las bandas hayan podido ser desarticuladas.

Los sicarios de estas bandas son los mismos que asesinaron a Sergio Rangel Vieyra, el maestro mezcalero, en los límites de Morelia y Madero el 22 de mayo; son los mismos que estuvieron involucrados en un enfrentamiento los primeros días de mayo, probablemente entre bandas, que dejó según la gente del lugar, mucho más de 6 muertos.

Y son las mismas que continúan, sin límites del gobierno, extorsionando, torturando y asesinando a los pobladores que se resisten al imperio de su violencia. Se ha denunciado que atrás de estas estrategias sanguinarias se encuentra un personaje al que se le conoce como el Sierra 1.

Hasta la fecha no se ha detenido a quienes asesinaron al maestro mezcalero a pesar del reclamo público. Es probable que también el asesinato de Modesto Gutiérrez quede oculto entre los cartones de la carpeta de investigación y los archivos digitales de una computadora y que pase a formar parte de las frías e insultantes estadísticas de la impunidad.

Modesto Gutiérrez era un trabajador del campo, padre de 7 hijos, el menor de ellos de apenas 8 años. Como su padre Anselmo Gutiérrez toda su vida se dedicó al rudo trabajo del monte, a raspar los pinos para extraer resina y vivir de esos ingresos. En la mayor parte de Madero el crimen extorsiona a los resineros, aguacateros y frutilleros, en el caso de los resineros, convertidos en esclavos del terror, les quita hasta el 50% de sus precarios ingresos, condenándolos a la miseria.

El día que desapareció Modesto ya la gente sabía que los delincuentes le exigían la entrega inmediata de medio millón de pesos, les entregara una camioneta ꟷque ni siquiera era de élꟷ, advirtiéndole que si no lo hacía le quitarían su rancho y sus vacas, como lo han hecho con otros. Solo pudo entregarles cincuenta mil pesos, lo que se convirtió en una sentencia de muerte. Estas son las razones de por qué decenas de familias han optado por abandonar sus tierras y buscado escondite en pueblos y ciudades cercanas.

Cuando encontraron el cuerpo, a simple vista se apreciaban los golpes que le habían propinado sus asesinos con objetos contundentes. El sadismo con el que actúa este grupo criminal supone torturas como la amputación de extremidades y el arranque de las uñas, atrocidades de las cuales tiene conocimiento el gobierno en sus tres niveles.

La urgencia de una intervención eficaz del gobierno para desmantelar a estas bandas de asesinos no puede eludirse. La suerte de miles de pobladores de Madero, pacíficos y trabajadores como Modesto Gutiérrez, puede terminar en las manos de estos parásitos y sádicos. Así como han detenido a una parte de los asesinos del líder limonero Bernardo Bravo Manríquez, a los pocos días de su asesinato, lo mismo debe ocurrir con el caso de Modesto Gutiérrez. Pero aún más importante deben actuar para evitar nuevas muertes.

Madero necesita un plan específico para garantizar la seguridad. En los caminos de Madero es mil veces más fácil encontrarse con patrullas fuertemente armadas de grupos criminales que con las patrullas de la Policía Municipal. Eso es un fracaso mayúsculo del gobierno porque el mayor deber que tiene el Estado y sus instituciones es proteger la vida y la propiedad de sus habitantes, si no lo hace entonces no hay gobierno.

Más grave aún es el testimonio de operativos conjuntos realizados entre la policía municipal y los integrantes de grupos criminales que dominan la región. Los maderenses, también, fueron testigos el viernes 4 de octubre a eso de las 4:30 de la tarde de la presencia frente a las puertas de la presidencia municipal de 2 camionetas con integrantes armados de la delincuencia en tanto que la policía se había esfumado. ¿Qué asuntos trataba la delincuencia en las oficinas de la presidencia o estaban dando constancia de quién manda en Madero?

La muerte de Modesto Gutiérrez no es un evento aislado, forma parte de un contexto en el que la descomposición en materia de seguridad está llegando a la mayoría de las tenencias. La Secretaría de Seguridad y la Fiscalía del Estado deben tener un plan de intervención para contener el fenómeno y evitar que casos como el de Modesto se sigan replicando como si ese fuera el destino indeseado de Madero.

Suscribo lo que mucho se ha dicho: quienes deben tener miedo son los delincuentes no los ciudadanos de bien que trabajan y pagan impuestos. Hay que poner los valores y las instituciones en pie y llevar ante la ley a quienes la violan, sean civiles o servidores públicos.

¡Primero los ciudadanos! ¡Primero la familia! ¡Primero los trabajadores como Modesto Gutiérrez! Ese debe ser el protocolo ético de todo buen gobierno. Si no lo cumplen entonces qué compromiso cumplen.

*El autor es experto en temas de Medio Ambiente, analista político, e integrante del Consejo Estatal de Ecología