Vencer el miedo al material sanitario reutilizable, pues no compromete la seguridad de los pacientes.

Redacción.- El material sanitario, desde una mascarilla hasta un catéter o una bandeja de comida, puede ser reutilizable sin comprometer la seguridad de los pacientes, un abordaje que exige romper tabús pero que será determinante para reducir los 15 millones de toneladas de residuos plásticos que genera anualmente el sector de la salud, según la organización no gubernamental Salud sin Daño.

"Antes era muy difícil pensar en dispositivos reusables, pera cada vez se derrumban más mitos. La eliminación de plásticos de un solo uso es una de nuestras prioridades", afirma Claudia Lorena Paz, especialista en derecho y economía del cambio climático y técnica de esta ONG que trabaja para la reducción de la huella ambiental en el sector.

La principal iniciativa de Salud sin Daño es la Red Global de Hospitales Verdes y Saludables, con más de 1.900 miembros en todo el mundo y cuya división regional en América Latina acaba de celebrar una conferencia en Santiago de Chile.

La eliminación gradual del plástico en los hospitales fue uno de los ejes de la agenda, "con casos muy específicos", por ejemplo en los textiles: "Esa tela azul sobre la que se coloca el instrumental... con ese polipropileno se hacen muchos equipos de protección personal, sábanas, puntillas de almohada, envolvederas para el instrumental. La mayoría de nuestros hospitales está trabajando en sustituir esos rollos por bandejas reutilizables o uniformes y batas que se mandan a esterilizar", apunta Paz.

Los comités de inspección de infecciones son los que "permiten o no que entre algo reusable en un hospital" y "muchos de ellos han logrado demostrar que no hay un riesgo para el paciente", indica Paz.

"Obviamente, no vamos a volver a los tubos de vidrio. Pero antes era muy difícil que el comité de infecciones o el equipo médico pensase que una mascarilla que te ponen para dormirte o en terapia respiratoria podía reutilizarse. Cuando no hay riesgo, cuando no hay intercambio de fluidos, cuando no se trata de pacientes aislados... ¿por qué  no?", se pregunta la especialista.

Otro papel fundamental es el de los fabricantes y proveedores, recuerda Paz a EFE.

"Aquí lo importante es que la ficha de cada dispositivo diga que es reusable. Pero quizá al fabricante no le conviene porque entonces le van a comprar uno en lugar de cien", admite la técnica de Salud sin Daño.

Claudia Lorena Paz menciona que en su país, Colombia, no se pueden emplear catéteres remanufacturados, pero en Estados Unidos sí, así que los catéteres cardíacos de los hospitales colombianos se envían a Boston: "Se quedan allá, porque aquí no pueden volver, pero al menos no se pierden".

Fuera del Tratado

Una batalla en la que está implicada esta ONG, con pocas esperanzas de éxito, según Paz, es la inclusión del sector salud en el futuro Tratado Global sobre Plásticos. En las negociaciones previas ha quedado exento, para disgusto de 48 millones de profesionales de la salud que han enviado una carta a los negociadores.

"Catéteres, máscaras, todo lo que sea plástico hospitalario no está incluido dentro del futuro Tratado y lo que nosotros decimos es que ya tenemos evidencia de que es posible que el sector salud elimine plásticos de un solo uso e incorpore reusables. Buscamos que la salud se sume a las conversaciones. No se ha logrado y, honestamente, no creemos que lo haga porque hay mucho lobby", sostiene.

"Nosotros no trabajamos con ni con distribuidores ni proveedores, pero los hospitales y los profesionales de la salud estamos pidiendo que no se nos exonere, que se nos regule porque, al haber regulación, se generan otros mercados", añade.

Los 15 millones de toneladas anuales de residuos plásticos sanitarios equivalen,  afirma la organización, "a siete bolsas por cada paciente que entre en un hospital".

Otras medidas, aparte de la reducción de plásticos, que Salud sin Daño promueve entre su red de hospitales son la transición de anestésicos inhalados a los inyectables -"en términos de huella de carbono son más sostenibles"-, la recuperación del agua de diálisis y de las centrales de esterilización, la incorporación de la biofilia (conexión con la naturaleza) al tratamiento de los pacientes o los 'fleximenús'.

"Al permitir a los enfermos elegir entre varias opciones de menú, hay hospitales que han pasado de un 17 % de índice de desperdicio de comida a un 1,4", indica Paz.

Salud sin Daño también fomenta la inclusión de los temas de sostenibilidad en las universidades de medicina y otras especialidades sanitarias.

"Hay profesionales de la salud que salen de la universidad sin tener ni idea de cuál es el impacto ambiental del sector. Es una debilidad", lamenta la especialista.