Lo que ni feministas, ni maestros, ni estudiantes ni ningún otro grupo había logrado, lo consiguió una manifestación de ciudadanos hartos de la violencia: abrir las puertas que siempre están cerradas

Redacción / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Al tiempo que en Uruapan miles de personas acudieron al homenaje de cuerpo presente del alcalde Carlos Manzo, para luego marchar por la ciudad y llegar a la misa en su honor, en Morelia también se desarrolló una marcha la tarde de este domingo.

En ambas marchas las consignas estaban en sintonía: demandas de justicia, de poner un alto a la impunidad, reproches al gobierno tanto estatal como federal y hasta la revocación de mandato.

En Morelia sin embargo, la manifestación se intensificó. Tras la llegada del contingente a las afueras de Palacio de Gobierno, un grupo de manifestantes empezó a golpear y empujar la puerta principal del edificio, que siempre está cerrada y que, a diferencia de otras ocasiones, ahora no tenía la protección de vallas ni granaderos.

Así, al cabo de unos minutos, los manifestantes lograron abrir la puerta del recinto y no sólo eso, sino llegar, a través de las distintas oficinas, hasta el balcón principal, de donde además arrojaron algunos objetos mientras otras personas se daban a la tarea de romper cristales.

Mientras todo eso sucedía, el cuerpo de Carlos Manzo salía entre gritos y aplausos del Templo de San Francisco, en Uruapan, hacia el panteón.

Al poco rato los agentes del orden se hicieron presentes y empezaron a lanzar gas lacrimógeno para dispersar la manifestación, pero el acto se había consumado: lo que ni feministas, ni maestros, ni estudiantes ni ningún otro grupo había logrado, lo consiguió una manifestación de ciudadanos hartos de la violencia: abrir las puertas que siempre están cerradas.

Al final la autoridad respondió con toletes, balas de goma y gas para dispersar una manifestación que, de todos modos, había logrado su cometido.