EDITORIAL | Los tropiezos del secretario destituido
A estas alturas, todo indica que el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla se dio cuenta que no fue la mejor decisión el nombramiento de Juan Carlos Oseguera como secretario de Seguridad Pública de Michoacán, al no estar en la altura en los momentos álgidos.
Para muchos, desde el principio de sus funciones, era evidente que no tenía el perfil adecuado para tal cargo público, lo cual, eso sí, poco a poco lo iba demostrando, pero más, en forma sobresaliente, en las secuelas de la muerte violenta de Carlos Manzo Rodríguez.
Si, fueron error tras error, como no prever el resguardo policiaco del Palacio de Gobierno del estado, pese a que esa situación era una obviedad, provocando la histórica irrupción vandálica de jóvenes que hicieron y deshicieron en el interior, hasta sentarse en la silla del mandatario.
Asimismo, dirigir el tardío arribo de elementos policiacos al inmueble gubernamental para el desalojo atrabancado de los imberbes anarquistas y en ello violentar el trabajo periodístico de una aguerrida reportera, lo cual daría pauta a priori a seguir por sus entonces subordinados
Dos graves errores que, aunado a otros, crearon el escenario perfecto para buscar su destitución, aminorada con el rumor de una presunta dimisión; un retiro forzado, justo en estos tiempos mediáticos del Plan Michoacán por la Paz y la Justicia, en donde, la inesperiencia y la represión son pecados capitales.
RETAZO: Y casi nadie habla de que el ex secretario de Seguridad Pública ya tenía un serio conflicto con el segundo mando del Gobierno de Michoacán…