Jennifer Lawrence pensó en dejar Hollywood debido a la presión. La maternidad y una pausa profesional redefinieron su carrera y vida personal.
Estados Unidos.-Jennifer Lawrence, galardonada con el Óscar y una de las actrices más influyentes de su generación, confesó haber considerado dejar la actuación. “Hollywood es mucho”, declaró en una entrevista con The Graham Norton Show. Durante un receso entre 2019 y 2021, Lawrence contempló seriamente abandonar la industria cinematográfica. “Estaba en paz con no regresar”, afirmó al ser consultada sobre su regreso a la actuación tras su pausa.
“Estaba en paz con esa posibilidad. [Hollywood] es mucho… Creo que habría estado bien, pero también me habría puesto realmente molesta”, añadió, reflejando tranquilidad ante la idea de un retiro definitivo. Reflexionó sobre cómo su intensa carrera en sus veintes la llevó a cuestionar su vida más allá de la industria: “Me pregunté qué había más allá de Hollywood.”
La pausa coincidió con un momento de profunda introspección. En The Graham Norton Show, bromeó sobre el timing:
“Hice que pasara el Covid. Solo dije: ‘Quiero tomar un descanso’, y ellos respondieron: ‘El mundo se está cerrando’.” La presión, el estrés y las altas expectativas acumuladas tras una década de éxitos la llevaron a distanciarse.
“Decidí alejarme de la actuación por un tiempo para enfocarme en mi persona”, confirmó en Vanity Fair en 2021, admitiendo: “No estaba produciendo la calidad que debería haber estado produciendo.”
Carrera de Lawrence
Nacida el 15 de agosto de 1990 en Louisville, Kentucky, Lawrence creció en una familia de clase media junto a sus padres Gary y Karen, y sus hermanos Ben y Blaine. A los 14 años, durante un viaje a Nueva York, fue descubierta por un agente de talentos. Abandonó la escuela secundaria para mudarse a Los Ángeles y perseguir la actuación. Sus primeros roles incluyeron apariciones en Monk (2006) y The Bill Engvall Show (2007-2009), donde interpretó a la adolescente rebelde Laura.
Su debut cinematográfico fue en La casa de póquer (2008), seguido por Lazos de fuego (2008) con Kim Basinger y Charlize Theron. Sin embargo, fue El invierno profundo (2010), donde interpretó a Ree Dolly, una adolescente en busca de su padre en los Apalaches, lo que la llevó al estrellato.
A los 20 años, recibió su primera nominación al Óscar a Mejor Actriz, convirtiéndose en la segunda más joven en esa categoría. La película ganó el Gran Premio del Jurado en Sundance y recaudó 16 millones de dólares.
Su ascenso continuó con X-Men: Primera generación (2011) como Mystique, rol que repitió en tres secuelas, y Los juegos del hambre (2012-2015) como Katniss Everdeen, una franquicia que generó 2.970 millones de dólares y la convirtió en la actriz mejor pagada del mundo en 2015 y 2016. Sus colaboraciones con David O. Russell marcaron hitos: en El lado bueno de las cosas (2012), como Tiffany Maxwell, ganó el Óscar a Mejor Actriz a los 22 años, un Globo de Oro, un BAFTA y un SAG.
En Escándalo americano (2013), como la esposa de un estafador, obtuvo un Globo de Oro y una nominación al Óscar. En Joy: El nombre del éxito (2015), como la inventora Joy Mangano, recibió su cuarta nominación al Óscar, siendo la persona más joven en lograrlo.
Otros éxitos incluyen Los juegos del hambre: En llamas (2013), con 865 millones en taquilla; Pasajeros (2016), con 303 millones; y No mires arriba (2021), vista por 152 millones de hogares en Netflix.
En 2023, regresó con Hazme el favor (2023), una comedia que recaudó 87 millones. Su proyecto más reciente, Muere, mi amor (2025), un thriller psicológico donde interpreta a una madre con depresión postparto, se estrenó en Cannes y fue aclamado. Lawrence también lo produjo a través de su compañía, Excellent Cadáver, fundada en 2018, que respaldó Causeway (2022) y Zurawski v. Texas (2024).
Durante su hiatus, Lawrence se centró en su vida personal. Conoció al galerista Cooke Maroney en 2018 y se casaron en octubre de 2019 en Rhode Island.
“Es el mejor esposo del mundo”, ha dicho, destacando cómo la relación le dio normalidad: “Disfruto ir al supermercado con él. No sé por qué, pero me llena de alegría.”
En febrero de 2022 nació su hijo Cy, y en marzo de 2025, su segundo hijo. En Cannes, reflexionó: “La maternidad me ha cambiado la vida para mejor y creativamente. Es parte del desequilibrio hormonal, pero también una crisis de identidad”.
Lawrence también se dedica a causas sociales. Fundó la Jennifer Lawrence Foundation en 2017, donó 2 millones de dólares al Kosair Children’s Hospital en 2016, y en 2024 criticó la terapia de conversión en los GLAAD Media Awards:
“Mi primer amor era gay, e intenté ‘convertirlo’ durante años, pero no funciona.” En septiembre de 2025, recibió el Donostia Award por Trayectoria en el Festival de San Sebastián, pero generó controversia al condenar el conflicto en Gaza como “nada menos que un genocidio,” tras apoyar previamente a Israel en 2023.
No es la primera vez que expresa su agotamiento. “Me siento como un pedazo de carne que se pasa para lucro”, dijo en 2014 tras el hackeo de sus fotos íntimas. En 2021, confesó en Vanity Fair sentirse “alienada” y “como un muñeco de trapo.” Tras fracasos como ¡Madre! (2017) y Gorrión rojo (2018), que no cumplieron expectativas en taquilla, reforzó su necesidad de parar.
Hoy, Lawrence es más selectiva con sus proyectos, equilibrando su rol como madre y productora. En San Sebastián, dijo:
“Las historias nos recuerdan que quizás todos estamos más conectados de lo que parece.”
Próximamente, protagonizará Las esposas y colaborará con Amy Schumer, prometiendo más versatilidad en su prolífica carrera.
