Cada intervención reafirmó que el tango no es solo nostalgia, sino una forma vigente de pensar el cuerpo, el tiempo y la emoción.

Morelia, Michoacán.- El pasado 17 de diciembre, el emblemático Teatro Melchor Ocampo se convirtió en un territorio de evocación y sentimiento durante el espectáculo conmemorativo del Día Internacional del Tango, realizado en Morelia, Michoacán, con el valioso apoyo de la Secretaría de Cultura de Michoacán. La gala fue mucho más que una sucesión de números artísticos: se trató de una experiencia escénica integral que celebró al tango como un lenguaje universal de emociones, historia y memoria colectiva.

Desde los primeros acordes, la velada dejó claro que el tango —reconocido en 2009 por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad— sigue vivo y en constante resignificación. El programa, cuidadosamente curado, articuló música, canto y danza a través de piezas emblemáticas como El último café, Malajunta, Por una cabeza, Yira, Yira y Volver, culminando en una emotiva ronda final con La Cumparsita, símbolo indeleble del género.

La participación de compañías locales y artistas invitados dio cuenta de la vitalidad de la escena tanguera michoacana. Agrupaciones como El Esquinazo, Sangre Latina, Tango Bravo, Yo soy Tango y Zé Tango aportaron estilos y enfoques diversos: desde la raíz tradicional hasta propuestas con recursos teatrales que potenciaron la fuerza dramática del baile. A ello se sumaron voces y trayectorias destacadas como las de Gabriel Lemus, Marcos Malthoz y Titov Xavier Hernández, cuyas interpretaciones vocales dialogaron con la danza y la música en un equilibrio sensible y potente.

Mención especial merece la presencia de músicos de alto nivel, como la Dra. Laura Carrasco y el Mtro. Miguel Ángel García, cuya calidad interpretativa añadió profundidad y solidez artística a la gala. Cada intervención reafirmó que el tango no es solo nostalgia, sino una forma vigente de pensar el cuerpo, el tiempo y la emoción.

La conmemoración del Día Internacional del Tango en Morelia fue, así, una celebración colectiva: un encuentro donde tradición y contemporaneidad se dieron la mano, y donde el público fue testigo de cómo el Río de la Plata puede resonar, con plena autenticidad, en el corazón cultural de Michoacán.