Morelia, Michoacán
Escondido en el monte desde hace días, amenazado de muerte tanto él como su familia y despojado de sus propiedades por miembros del crimen organizado, Javier se pregunta si valdrá la pena seguir luchando por los bosques y el agua de su región, pues confiesa que no tiene fuerzas para seguir.
“No se quién me va a matar primero, si el cártel que está del lado de la Sierra o el de Villa Madero”, expresó.
Desde la “Tribuna del Pueblo”, acompañado de miembros de la dirigencia estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el activista hizo un llamado la autoridad que quiera escucharlo, pues el pasado jueves balacearon su casa en Villa Madero, municipio de Madero, y tuvo que salir corriendo y refugiarse en “lo poquito de monte que nos queda, que es lo que nosotros defendemos”.
“Yo me dedico a defender el bosque, el agua. Creí que mienras más estuviera defendiendo los boques y el agua, el gobierno iba a voltear a ver”, señaló.
Lamentablemente refirió, no ha enido respuesta ni del Ejército, ni de los gobiernos federal y estatal y tampoco de parte de la Fiscalía General del Estado (FGE).
“Ahora vengo a ver qué gobierno me va a atender, si es el federal o si (el gobernador Alfredo) Ramírez Bedolla sí nos va a escuchar o (el fiscal general Carlos) Torres Piña, que yo lo conozco desde el 2013 y ahora que está aquí creí que ahora sí nos iba a defender. Ya platiqué con él pero se me agravaron más las cosas”, relató.
De acuerdo con Javier, ya han sido asesindos mezcaleros, empresarios y activistas, otros han sido desaparecidos y a muchos los despojaron de sus propiedades, como le sucedió a él con su rancho, mientras que a su casa no puede volver, porque le dijeron que donde lo vean a él o a cualquier miembro de su familia, los van a matar.
“Ya no hallo si seguirle o no seguirle a esta lucha que es una lucha sin paga”, reconoció, pues además de exponerse, tiene que echar mano de sus propios recursos para cuidar que no se roben el agua.
“Ya no tengo aliento, hablo porque todavía respiro, pero no me siento con ánimo de seguir adelante”, dijo.
Denuncia fortuita
A pesar de que Javier declaró que no se atrevía a denunciar porque considera que “esa gente está por encima del gobierno” y se dan cuenta cuando los denuncian, terminó haciéndolo, pues ahí mismo se le concertó la llamada.
Guillermo Valencia señalaba los errores que observaba en el Plan Michoacán para la Paz y la Justicia, criticó que éste planteara fortalecer el número 089 para las denuncias de extorsión pero a la vez habilitara dos números más, que además “nadie se va a aprender”, pues están compuestos de 10 cifras y no se precisa a qué instancia corresponden.
En medio de la exposición y atendiendo la sugerencia de los reporteros presentes, el dirigente del PRI accedió a llamar a uno de estos números y la respuesta fue de la XXI Zona Militar.
Ante la impaciencia de la persona que atendió su llamado, quien luego de varios cuestionamientos lo cortó con la pregunta: “¿Tiene una denuncia o no?”, el priista pasó el teléfono a Javier para que expusiera su caso para “ver si funciona” el mecanismo.