Memoria de los olvidados es un magnífico documento audiovisual que no sólo evoca el proceso creativo de Buñuel, sino que también hace un repaso a la película Los olvidados, que tras su estreno fue mal recibida por la industria mexicana del cine

Liliana David

La relación de Luis Buñuel con Michoacán es un capítulo poco conocido y amerita escribirse con un punto y aparte, especialmente para ahondar en las frecuentes visitas que el cineasta realizó al balneario de aguas termales en San José Purúa -ubicado a 20 km de Tuxpan, en Jungapeo-, donde escribiría alrededor de veinte guiones, además para profundizar en la relación profesional con la actriz michoacana Stella Inda, quien protagoniza su gran película Los olvidados, y desde luego por el reciente estreno en Morelia del documental Memoria de Los olvidados del director español Javier Espada.

Son estos indicios los que nos llaman a revisitar la obra y vida del gran Buñuel, cuya trayectoria y exilio por México (naturalizado mexicano en 1949), fueron el comienzo de una labor que ha llevado a Javier Espada a realizar este documental, en el que algunas voces expertas en el mundo del cine, como la de Alejandro González Iñarritu, Michel Franco, Ofelia Medina o Juan Villoro, entre otros, ponen en perspectiva el filme con el que Luis Buñuel nos dejó un retrato sobre la miseria y lo irremediable del mal en la condición de la pobreza.

Javier Espada (1959), como Luis Buñuel (1900), nació en Calanda, un pequeño municipio de la provincia aragonesa de Teruel, en España, donde recibió una invitación para crear en el año 2000 el museo Centro Buñuel. A raíz de su labor como director de dicho espacio, comenzó a reunir el acervo relacionado con el cineasta para darle vida al recinto. De todo ese material, algunas de las fotografías le sirvieron no sólo para organizar exposiciones temporales en la ciudad española, sino también para venir a Guadalajara, en México, donde pudo llevar a cabo una importante muestra fotográfica coincidiendo con la declaración en 2003 de la película de Buñuel como Memoria del mundo por la Unesco.

A partir de ese viaje, así como de la conferencia que dictó bajo el título «Luis Buñuel: un surrealista en México» y de la presentación que ofreció para el Festival de Cannes con la película remasterizada, una labor para la que contó con los fondos destinados por Martin Scorsese, surgió en Javier Espada la idea de realizar esta película, la cual fue proyectada en la pasada edición del Festival Lumière de Lyon en Francia, en el Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México 2025 (DocsMx) y en el pasado Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).

Memoria de los olvidados es un magnífico documento audiovisual que no sólo evoca el proceso creativo de Buñuel, sino que también hace un repaso a la película Los olvidados, que tras su estreno fue mal recibida por la industria mexicana del cine, aunque después de su triunfo en Cannes fue amada por el público. El desembarco de Luis Buñuel en México fue fortuito, pero sin duda la realidad e idiosincrasia mexicanas calaron hondó en el cineasta, quien encontró semejanzas con la situación española, particularmente, la de unos niños en la pobreza que había retratado en su película Las Hurdes, tierra sin pan (1933).

Desde luego, el retrato que hacía Buñuel de los márgenes urbanos de la Ciudad de México en pleno proceso de modernización desentonaba con la imagen internacional que se quería dar de México en aquellos años como atracción para el turista. Su obra no congeniaba con ese canto armónico al «México lindo» que entonaban las películas de la llamada Época de Oro del cine mexicano. Por el contrario, el filme de Buñuel era una sacudida de conciencia que despertó la indignación social. Y sigue siendo una película incómoda, dura, que no tiene concesiones con el espectador, pero a la vez de una poesía feroz, que alcanza a fundar una estética de la miseria.

El estilo de Buñuel en su película fue defendido por Octavio Paz afuera de las salas de cine durante su estreno en Francia, cuando el ensayista mexicano se puso a repartir unos folletines en los que hablaba de la irrupción de la poesía en el cine, de las nupcias entre la imagen poética y la imagen real. Así lo narran las voces que aparecen en este documental de Javier Espada, el cual consigue que volvamos a mirar a Los olvidados con los ojos de Buñuel. No todas las películas logran eso, revalorizar la obra de un artista en su justa dimensión.

«Eso es lo que he intentado, en lo que busca contribuir este documental», me confesó el director de Memoria de Los olvidados, con quien pude conversar a su paso por el FICM para presentar la película, la cual fue exhibida en Cinépolis, así como en la sala de cine Solaris. En esta segunda proyección, al hilo de la conversación que mantuvo el director con los espectadores, se entabló un diálogo sobre las percepciones del surrealismo en México y Europa, acerca de la inmersión antropológica de Buñuel en los cinturones de pobreza de la ciudad capitalina, de la censura que padeció Buñuel en España, donde su película fue considerada dañina para el espíritu de la gente; de los dos finales que se contemplaron por parte de los productores de la obra y, por último, de la dedicatoria que hizo Javier Espada a los niños de Gaza, quienes están muriendo de hambre frente a la indiferencia política internacional. Antes de su estreno en la tierra común de nacimiento de Espada y Buñuel, que está previsto para la primavera del 2026, el documental seguirá su recorrido por algunos festivales de Latinoamérica y Europa con el fin de alcanzar mayor difusión.

Desde luego, es lo que merece la película, una justa reconstrucción de las vicisitudes de una obra que resulta imprescindible para los tiempos que vivimos.

Cifras
75 años se cumplen de Los Olvidados, coprotagonizada por Stella Inda.

2 finales había contemplado Luis Buñuel a petición de los productores.

Liliana David es Doctora en Filosofía por la UMSNH. En 2001, comenzó su trayectoria como periodista cultural en los principales diarios del estado (Provincia, Sol de Morelia y La Jornada Michoacán). Del 2006 al 2013, fue reportera de la sección de cultura en La Voz de Michoacán y, tras siete años de diarismo, inició sus estudios de posgrado en la Maestría en Filosofía de la Cultura de la UMSNH, participando en Congresos y Seminarios internacionales tanto en México como Argentina y España. Desde el 2021, colabora en la revista española Contexto (Ctxt) y en Diario Red. Ha publicado en el libro colectivo Ctxt, una utopía en marcha, editado bajo el sello de Escritos Contextatarios. Actualmente, tiene interés en la investigación de las relaciones entre la literatura y la filosofía, la identidad y la migración, así como en la divulgación del pensamiento a través del periodismo.